La Conversión
"Conviértanse y crean" Mc. 1,15.
Nuestra misión es construir el reino de Dios aquí y ahora. Pero éste se hace efectivo por la Conversión de nuestro propio corazón. Por eso la fe (aceptación respuesta a la palabra de Dios) debe concretarse en CONVERSIÓN.
¿Pero qué es la conversión?
Acción por la cual alguien quien no era creyente adhiere a la fe en Jesucristo y como consecuencia cambia sus comportamientos. Es un vuelco hacia el señor y está lleno de consecuencias para una vida nueva que queremos comenzar. Es toda nuestra persona la que se pone en juego. Sin esa conversión que nace de un descubrimiento, no existe ese dinamismo entusiasta y generoso, propio del amor. Es un vuelco del corazón impregnado de compromiso.
Convertirse en una palabra que podríamos descomponerla así: verter-se-con.
"Verter" es lo mismo que dar vuelta, en el contexto de que hablamos se entiende que lo vertido es la propia persona. Es la propia persona la que tiene que darse vuelta o volcarse mirar en sentido diferente al habitual hasta entonces, Y esto "con", o sea junto con otros y en contexto determinado, que podríamos decir de Iglesia, de comunidad. Es una mutación del espíritu que lleva a Dios. (cardenal roberti diccionario de teología moral).
Podríamos decir que "esta a Dios" por haber oído la Palabra Cristo, por haberlo recibido en el corazón, implica 3 aspectos sustanciales de los que, por supuesto, derivan de otros. Características:
- Primera y más radicalmente: un cambio de mentalidad de escala de valores de modo de apreciar las cosas. No se puede enfocar y valorar la vida, la muerte, el amor, el sexo, el poder, la enfermedad, el sufrimiento, el mal, etc., de igual modo que antes de oír a Cristo; urge una necesidad de ponernos a tono, en sintonía con el Evangelio, de mirar las cosas como las miraba Cristo, o como las miraría si estuviera en nuestras circunstancias, lo contrario constituiría una contradicción entre la vida y la palabra (cfr. las bienaventuranzas)
En griego esta conversión de mentalidad se llama metanoia, es este el sustantivo que más aparece en el Nuevo Testamento (casi todo el N. T. fue escrito en esta lengua). "Metanoia ya es más fuerte y va más a la raíz que un simple – corregir –" lo que está torcido y más que un arrepentirse o hacer penitencia. La raíz Que de todo está en el "mirar": el enfoque valorativo y jerárquico de las cosas" (libro líneas de fuerza de moral cristiana).
Por lo ya de hecho, se puede decir que metanoia tiene una característica que no podemos olvidar: es permanente. No se realiza de una vez por todas. Es preciso volverse constantemente para escuchar la voz de Dios, en el evangelio, en la inspiración del Espíritu Santo o por los medios de que Dios suele valerse. Esto de "permanente" tiene dos razones: 1.- porque constantemente nos estamos empapando con un espíritu frívolo y mundano, y también en un sentir común de mediocridad y de pecado. Por un espíritu demoníaco, caracterizado por la mentira, por el intento de tergiversar la escala de valores; despersonalizando al ser humano, dando por bueno lo que se estima malo. Ej.: Mt.13,2.
2.- segunda razón por la que nuestra conversión no se hace de una vez por todas, es la progresiva exigencia de la misma Palabra de Dios. Por la progresiva luz sobre las exigencias de Dios, que nos hace ver qué distantes estamos de nuestro ideal del Evangelio.
Conclusión: metanoia o cambio de mentalidad para enfrentar los desafíos DE LA VIDA.
- Esta fluye de la anterior: se trata de un nuevo proyecto de vida.
Evidentemente no basta con tener una escala de valores a tono con el evangelio. La voluntad que decide la orientación de nuestras vidas tiene que (enérgicamente y tomando las decisiones correspondientes), poner manos a la obra con un proyecto de vida que responda al requerimiento de Cristo. Será por ejemplo, hacer del afán de lucro en la profesión un instrumento de servicio y de justicia, del instinto sexual, una expresión de amor. Del instinto de agresividad y de poderío, una fuerza no - violencia al servicio de la Paz.
Conclusión: la conversión ha de ser una "constante progresiva"..
- La tercera característica de la conversión cristiana es tener un nuevo punto de apoyo en la vida. Ese punto de apoyo es el tú de Cristo, con quien nuestro yo tiene que compartir la disposición de nuestras vidas. Más todavía, Dios tiene que predominar: "Que no se haga mi voluntad sino la tuya" Lc. 22,42.
Debo partir por conocer la persona de Cristo y en consecuencia vivirlo, a él, plenamente en mi vida. Luego vendrá el transmitir a Cristo a todo hombre que quiere transformarse. Y también a los que no lo conocen.
A modo de conclusión:
Las características mencionadas se mueven en las siguientes coordenadas:
- Una aceptación gozosa de la gratuidad divina, que nos asume "en este amor que nos ha amado primero" 1Juan 3.
- Una liberación de toda ley y de todo yugo. No más ley para los que aman y se convierten: no la necesitan. Los valores cristianos y los mandamientos de Dios no requieren ser exigidos, brotan desde adentro.
- Una participación en el amor de Dios que perdona y que acoge incluso a los indignos; que sirve de preferencia a los pobres, que busca la comunión y la Comunidad (Iglesia viva). Amados, amamos. Liberados, liberamos. Perdonados, perdonamos. Servidos, servimos.
- Una referencia expresa a los sacramentos que significan y edifican todo lo anterior.
Ya se puede ver que si la conversión es altamente positiva e incluso humanamente, sin embargo, implica sacrificios y combate como dices, San Pablo: "…Despojados del hombre viejo,… renovar el espíritu de nuestra mente, y revestiros del hombre nuevo,… en la justicia y santidad…" ef. 4,22-24.
La conversión es tarea noble y ardua.
La Palabra de Dios, apunta directamente a la conversión personal nuestra, a nuestro corazón. Es claro que a través de nuestra, transformación, va hasta la conversión de nuestra iglesia y de la sociedad humana entera procurando cambio de estructuras y vivencias, para lograr un Reino de Dios de verdad de vida, de justicia, de amor y paz.
Textos de apoyo: Mc.1,15; Mt.4,17; Ef.4, 22; Hc. 2,37 y ss.; 1Samuel 3,10 y Lc. 22, 42.
LA CONVERSIÓN IMPLICA SACRIFICIOS EN EL SENTIDO DE ALGO OFRECIDO A DIOS E IMPLICA UNA DISPONIBILIDAD TOTAL E INCONDICIONAL EN MANOS DE DIOS: "habla señor que tu sierva escucha" 1Sam.
La fe se concreta en la conversión, en una transformación, en un vuelco a Dios, vuelco desde el corazón, de toda la persona.
También es: "conocer", "vivir" y "transmitir".
Es un cambio de mentalidad, nuevo proyecto de vida. Cristo, centro de mi vida.roduce un texto aquí...