Yo creo
"Conviértanse y crean" Mc. 1,15.
"… para que todo aquel que en él cree no se pierda, …". Juan 3,16.
"Yo creo".
Esta es la primera y esencial expresión de un cristiano ser cristiano. Significa, precisamente, ser uno que cree.
"Creyente" fue quizás el primer nombre dado a los cristianos.
"Yo creo" no es, sin embargo, sólo una expresión que pronuncia un cristiano. Toda su existencia, en efecto, debería estar construida sobre el fundamento de ese "yo creo" inicial, hasta el punto de poder decir que vive de fe.
Qué cosa significa creer
la fe es creer en alguien
la fe es creer en algo.
Qué cosa significa creer?
En el lenguaje común el verbo "creer" es usado con diversos significados, cuyos extremos están constituidos por un sentido débil y por un sentido fuerte.
- En sentido débil, creer significa tener una opinión del todo incierta. Creer, en este caso, equivale a no saber. Sin embargo, a pesar de no saber, uno intenta afirmar algo, haced previsiones, expresar valoraciones. Decimos, por ejemplo: Crees que tú tienes razón, creer que mañana será un día hermoso.
No es esto lo que un cristiano entiende expresar cuando dice "yo creo". Si así fuese, la fe sería una opinión más o menos gratuita, una valoración subjetiva, una pura y simple suposición.
- Pero existe también un sentido fuerte de la palabra "creo". En este caso, significa que uno, a pesar de no saber algo por ciencia propia y directa, sin embargo, lo sostiene con certeza Como verdadero. Puede obrar de este modo porque se fía de otro que garantiza que las cosas son así. En este caso, el que cree ante todo se enfrenta con una persona de la cual se fía, y su creer es, ante todo, una relación de confianza entre un yo y un tú. En la vida hacemos muchos actos de fe en este sentido: le creemos al médico, al abogado, a un experto, a un amigo. No estamos en grado, o no tenemos la posibilidad de identificar cómo sean efectivamente las cosas; sin embargo, afirmamos que son de un cierto modo, porque nos fiamos de una persona que sabe y que nos dice la verdad.
Este comportamiento humano puede introducirnos al significado que un Cristiano atribuye a las palabras "yo creo". Estas palabras significan, precisamente, fiarse de Dios que se ha manifestado a los hombres por medio de su hijo, Jesucristo.
Jesús ha hablado y ha obrado en nombre de Dios, con la autoridad del mismo Dios. Escrutando las palabras y las acciones de Jesús, y sobre todo su muerte y su resurrección, alcanzamos a entrever algo del mi Misterio de Dios, de sus designios sobre la humanidad, de su voluntad en relación con nosotros.
Creyendo a Jesús que habla y actúa en nombre de Dios, nosotros declaramos en primer lugar que nos fiamos de él, y en segundo lugar que aceptamos cuando nos dice y nos propone el nombre del mismo Dios. Así emerge el significado de la fe: es creerle a alguien; la fe es creer en algo.
La fe es creer en alguien.
En sentido cristiano se trata de creer (en) a Dios, que nos habla por medio de Jesucristo y se trata de creer en Jesucristo por medio del cual Dios se ha manifestado a nosotros. El acto de fe es esencialmente confianza, abandono en Dios y en Jesucristo.
La Biblia nos presenta una serie de personajes para los cuales la fe, como actitud de confianza absoluta, ha sido algo determinante en su vida. A partir de Abraham, pasando a través de los profetas, para llegar a la Virgen, a los apóstoles, a los miembros de la primera comunidad cristiana.
De todos estos "creyentes" se puede decir que ellos se han fiado de Dios, aun cuando humanamente habría sido más "razonable" no fiarse. Pensemos en el caso de Abraham, "nuestro padre es la fe", cuya vida está marcada precisamente para una fe sometida a dura prueba.
El mismo Jesús exige a las personas que se acercan a él y a las cuales habla, que creían en él, que se fían de él. Ciertamente no se trata de una confianza ciega e irracional. El hombre se fía de Dios, de Cristo, después de darse cuenta de quién se trata. La fe es un acto de homenaje razonable.
Para el creyente, lo que más hace razonable su acto de fe es el hecho de Jesús ha resucitado de la muerte. Esta extraordinaria intervención de Dios garantiza que podamos fiarnos de Jesús, que es el enviado de Dios, que detrás de sus palabras y acciones está el mismo Dios.
La fe es creer algo
La fe, como hemos visto más arriba, comporta dos momentos esenciales, que se pueden expresar así: yo creo a alguien que me dice algo. Además de relación de confianza entre personas, la fe comporta un contenido de verdad que creer y de disposiciones que poner en práctica. Y este contenido lo podemos, más aún, lo debemos expresar mediante nuestras palabras en la "confesión de fe" o "creo".
Desde el principio de la Iglesia, encontramos confesiones o profesiones de fe muy sintéticas como estas: Jesús murió por nuestros pecados. Jesús es el Señor. Dios ha resucitado a Cristo de entre los muertos, etc.
El hecho de que la fe tenga un contenido y que tal contenido sea profesado, viene a indicar que nuestro creer no es una experiencia subjetiva, no es un puro sentimiento, y tampoco una vaga experiencia religiosa.
La fe no se relaciona sólo o principalmente con nosotros mismos, nuestros sentimientos o aspiraciones subjetivas, la fe se refiere a las realidades objetivas, que está, fuera de nosotros y que aceptamos porque nos llegan como el anuncio de una buena noticia que trae alegría y salvación. En este sentido San Pablo escribe: "la fe depende por lo tanto de la predicación y la predicación A su vez se realiza por la palabra de Cristo" Rom. 10, 17.
En la misma carta, San Pablo afirma quien la fe es necesario unir estrechamente entre sí la adhesión interna y la profesión externa:
"Con el corazón se cree para obtener la justicia y con la boca se hace profesión de fe para obtener la salvación" Rom. 10, 10.
Por lo tanto, no nos fabricamos la fe según nuestros gustos, o según la moda de nuestra época. Si la fe fuese sólo una experiencia nuestra subjetiva, algo que proviene sólo de nosotros y de nuestro sentir, no podría ser el inicio y fundamento sobre el cual desde descansa nuestra salvación. La salvación entendida como liberación del pecado, del sufrimiento, de la muerte, y como relación filial y de comunión con Dios y con los demás hombres, podemos recibirla sólo de otro, es decir, del Dios en persona.
Se cree que la salvación es un don y profesamos que ese don llega a nosotros de parte de Dios por medio de Cristo y de su Espíritu.
Pautas de reflexión:
Para la reflexión personal o para la búsqueda al diálogo. Para actualizar los temas propuestos en la propia vida.
- Creer para ti quiere decir…
¿En qué experiencia de tu vida te das cuenta que crees, o que tienen necesidad defe??
- En qué personas ordinariamente crees?
¿Por qué?
¿Por qué creer en Jesucristo?
¿Cuáles son los motivos de tu fe cristiana?
¿Qué gestos y qué actitudes te revelan a ti mismo y muestran a los demás tu fe en Jesucristo?
¿Qué posibilidades tienes para hacer crecer tu "confianza" en el Señor Jesús?
- Qué "verdades" de la fe cristiana son importantes para tu vida?
¿De cuáles te recuerda con mayor facilidades y cuáles te guían en tus elecciones y decisiones?
¿De qué manera profundizas y maduras un conocimiento serio del mensaje de la salvación?
- Está de moda fabricarse una fe "según los propios gustos":
Te sucede también a ti?
¿Quién y qué cosa te puede ayudar a madurar una fe cierta y segura?
Si la fe es, ante todo, don de Dios,
¿Qué puedes hacer concretamente para recibir y hacer crecer este inestimable don?